miércoles, 21 de mayo de 2014

Cuestiones del Arte Venezolano

 Muchos aspectos del paisaje, de la flora, de la vida urbana y campesina serán conocidos por los venezolanos a través de los dibujos y pinturas de grandes artistas que cuyas obras forman parte de la historia nacional, pues se convierten en valioso testimonio visual para generaciones posteriores.

En algún tiempo, la enseñanza en la Academia de Bellas Artes, no le ofrece al artista venezolano otras posibilidades creativas más allá de la realización de bodegones, retratos, escenas históricas, heroicas, mitológicas y costumbristas.
Es frecuente entre nuestros críticos e historiadores remontar el inicio de nuestro arte moderno a la apertura del siglo XX.
Este juicio insinúa que nuestro arte moderno surgió del rechazo de las estéticas naturalistas representadas por los últimos maestros del realismo que ocupaban funciones docentes en la Academia de Bellas Artes de Caracas.
La Academia fue en efecto, el foco en que tuvieron lugar los acontecimientos que cambiarían el curso de nuestro arte. Pero no debe perderse de vista que entre el realismo de los maestros y el inicio de la modernidad se desarrolla una serie de sondeos que, teniendo como tema el paisajismo, dan origen a un estilo innovador que recoge por una parte la tradición técnica del realismo y por otra, se nutre de ciertos elementos de la modernidad, como son el trabajo al aire libre y la observación directa de la naturaleza.
Artistas como Cristóbal Rojas, Tovar y Tovar y Arturo Michelena saltan la barrera que significó la pintura de retratos y naturalezas muertas para iniciarse en la aventura paisajista.
Cristóbal Rojas pinta ruinas con el Ávila de fondo. Tovar y Tovar realiza su obra maestra la “Batalla de Carabobo” en que se destaca más el paisaje que los personajes.
Arturo Michelena pinta el Ávila con una técnica minuciosa que lo convierte en el cronista del detalle del paisaje.
Hacia 1909 se evidencia, en los artistas venezolanos, un deseo de manifestarse contra la enseñanza de la Academia, pues sentían que allí se coartaba la libertad de expresión plástica.
En 1912 se produce una situación de inestabilidad en los estudios de la Academia, ya que los alumnos elevaron su protesta ante el Ministerio de Instrucción Pública.
El arte en Venezuela estaba en sombras, la Escuela de Artes Plásticas es abandonada definitivamente por sus alumnos, quienes posteriormente formarían el Círculo de Bellas Artes.
Esta serie de acontecimientos conduce a algunos artistas a mantenerse fieles al modo de expresión clásica y académica, mientras otros ya comienzan a vislumbrar ciertas formas basadas en teorías recién creadas, como es el caso de los que se ciñen al paisajismo, dando origen, junto con el comienzo del siglo XX, a una etapa de transición. Nace entonces un paisaje en el que el artista, aunque sale a buscar el aire libre, no se acaba de liberar del taller, predominando en su paleta los colores terrosos, grises, pardos y marrones.
Las décadas del 40 y 50 se convirtieron en un espacio en el tiempo cuando los artistas venezolanos y latinoamericanos en general, motivados por las innovaciones que se dan en Europa a nivel de creación plástica, buscan escapar del pasado artístico, del paisajismo, del nativismo, de la pintura de retratos, de todo lo referente al figurativismo.

Pero lo más importante de este hecho es que está surgiendo la semilla de la transformación.




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